martes, mayo 03, 2005

Sudamérica debe integrarse para no depender de EE.UU. y la UE

Presidente brasileño afirmó que la región vive actualmente un momento bastante prometedor gracias al fortalecimiento de su propia cohesión, que llegó a una etapa importante con la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó hoy que Sudamérica necesita integrarse para no depender de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), pero que ello no significa romper con esos dos bloques dominantes.

"Con una relación comercial más fuerte (entre los países sudamericanos) vamos a depender menos de los dos bloques dominantes hoy en el mundo, que son la Unión Europea y Estados Unidos", dijo el gobernante brasileño en su programa quincenal de radio "Desayuno con el presidente".

"Eso no significa que queramos pelear con ellos porque son dos socios muy importantes para nosotros", aclaró el líder socialista.

Según el mandatario de Brasil, EEUU y la UE son los principales socios comerciales de todos los países sudamericanos. "Pero no queremos ser dependientes de ellos. Lo que queremos es negociar con más autonomía", agregó.

Lula afirmó que Sudamérica vive actualmente un momento bastante prometedor gracias al fortalecimiento de la integración regional, que llegó a una etapa importante con la creación a finales del año pasado en Cuzco (Perú) de la Comunidad Sudamericana de Naciones.

"Nosotros (el gobierno brasileño) estamos trabajando para que la economía brasileña crezca, para que podamos generar empleo y riqueza, pero también para que los otros países de Sudamérica tengan oportunidad de crecimiento, de convertirse en economías emergentes y fuertes", afirmó al indicar que la integración regional es la prioridad en su política exterior.

"Brasil no renunciará a su papel en esta integración. Como mayor economía, como país con mayor población, como país con mayor potencial científico y tecnológico, tenemos la obligación de dar condiciones para que el crecimiento no se produzca apenas en Brasil, sino también, especialmente, en los países con los que tenemos fronteras", afirmó.

Lula agregó que incluso para combatir el narcotráfico y el crimen organizado a nivel internacional los países sudamericanos necesitan desarrollarse e integrarse.

El presidente brasileño afirmó que los sudamericanos, como países en desarrollo, tienen que unirse a otros países en condiciones semejantes en todo el mundo para luchar en los organismos multilaterales.

Aseguró que ese es el principal objetivo de la cumbre que Brasil organizará la próxima semana y que reunirá a los jefes de Estado y de Gobierno de 33 países sudamericanos y árabes.

"En este mundo globalizado, en que las grandes potencias determinan las reglas del juego del mundo comercial, la unidad de los países en desarrollo, la unidad de los países con una cierta similitud de desarrollo, es muy importante", afirmó.

Según el líder socialista, esa unidad fue la que permitió que Brasil, asociado a otros países, pudiera vencer en los últimos meses tres importantes batallas que entabló en la Organización Mundial del Comercio (OMC) contra subsidios de los países desarrollados.

"Ganamos el proceso del azúcar frente a la Unión Europea; ganamos el proceso del algodón frente a Estados Unidos y ganamos el proceso del pollo con la Unión Europea", conmemoró.

Según Lula, esa unión entre los países en desarrollo es la que nos está permitiendo tener "una participación más efectiva y más fuerte en el mundo globalizado".
EFE

Soldado protagonista de torturas en Abu Ghraib se declaró culpable

Defensa negoció con la acusación un acuerdo que llevó a Lynndie England a admitir siete de los nueve cargos que pesaban en su contra. A cambio, sus abogados lograron que se retirasen los dos cargos restantes.

Lynndie England, la joven soldado estadounidense que se convirtió en la cara visible de los abusos y las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghraib, entonó hoy el "mea culpa" para conseguir una reducción de su condena.
La defensa negoció con la acusación un acuerdo que llevó a England, de 22 años, a admitir siete de los nueve cargos que pesaban en su contra. A cambio, sus abogados lograron que se retirasen los dos cargos restantes.
Con un escueto "sí señor", la soldado dejó claro que comprendía sus derechos y las consecuencias de su declaración cuando asumió la culpabilidad de dos delitos de conspiración, cuatro de maltrato de prisioneros y uno de negligencia en el cumplimiento del deber.
La acusación retiró un cargo relacionado con la comisión de actos indecentes contra reclusos iraquíes y otro por desobedecer órdenes de sus superiores.
El juez militar que lleva el caso, el coronel James Pohl, deberá pronunciarse ahora sobre si acepta o no su declaración de culpabilidad.
En caso de que lo haga, un jurado integrado por oficiales y soldados alistados decidirá la pena contra England que, gracias al pacto entre la defensa y la acusación, se verá reducida de un máximo posible de 16 años y medio de prisión a un máximo de 11 años.
La defensa intentará que su veredicto no sea tan duro, con el argumento de que la joven soldado sufre serias discapacidades y problemas mentales, tal y como anunció la semana pasada su abogado, Rick Hernández.

Fallo saldría esta semana

Está previsto que a finales de esta misma semana se conozca el fallo final contra esta mujer que hace justo un año, cuando se destapó el escándalo de los abusos, pasó del anonimato a convertirse en la protagonista de uno de los episodios más dañinos para la imagen de Estados Unidos en todo el mundo.
La reservista del Ejército apareció en varias fotografías que dieron la vuelta al mundo y que reflejan, de forma muy gráfica, las humillaciones, maltratos, abusos y vejaciones sexuales que sufrieron los reclusos de la cárcel de Abu Ghraib, situada a las afueras de Bagdad, por parte de sus captores estadounidenses.
En una de esas fotografías, England aparece apuntando a los genitales de un prisionero, con un cigarrillo en la mano y una amplia sonrisa. En otra, se la ve tirando de una correa amarrada al cuello de un prisionero desnudo.
Son imágenes que contrastan con el físico de esta menuda soldado, que se defendió siempre con el argumento de que se limitaba a cumplir órdenes de sus superiores para "ablandar" a los prisioneros.
Hoy mismo declaró que asumía que su actitud fue incorrecta y que sólo hizo lo que le pidieron.
En mayo del año pasado, en sus primeras declaraciones desde que se destapó el escándalo, la acusada aseguró a una cadena de televisión de Denver (Colorado) que el abuso a los reclusos iraquíes era todavía más grave de lo que todo el mundo pudo ver en esas fotografías.
Sus familiares y amigos cercanos siguen sin dar crédito a lo ocurrido y al gran revuelo generado en su pueblo, la pequeña localidad rural de Fort Ashby, en Virginia Occidental.
El caso sorprendió aún más porque, cuando saltó a la luz, England estaba embarazada de varios meses y, al parecer, quien entonces era su pareja era el líder del grupo de militares estadounidenses que protagonizó los abusos.
Se trata de Charles Graner, definido por una de sus víctimas como el "principal torturador", durante el consejo de guerra que en enero le condenó a diez años de prisión.
Graner, considerado el padre del hijo que England dio a luz en octubre de 2004, se casó el mes pasado con la soldado Megan Ambuhl, otra de las implicadas en el mismo caso.
En total, son siete miembros de la policía militar y los servicios de inteligencia del Ejército de EEUU -todos ellos soldados u oficiales de bajo rango-, los que fueron acusados formalmente de distintos cargos relacionados con el abuso, maltrato y humillación de los reclusos de Abu Ghraib.
Sin embargo, ningún responsable de la prisión o de las fuerzas estadounidenses en Irak ha sido acusado por el escándalo, que estalló hace poco más de un año.
EFE
(Tomado de El Mostrador)