martes, noviembre 11, 2008

Mayo 1998

para Constanza Aguirre, su enseñanza y los años de terapia

Tu amor
cuerda invisible que ata
mis manos a tu pecho,
mi boca a la tuya,
mi corazón a tus pasos.

Donde miran tus ojos,
mi corazón vuela a mirarte.

Dulce y amorosa a veces,
como espada damasquinada,
corta, separa y mutila, en otras.

Así es tu corazón,
o dulce derroche de miel
o acero forjado en el averno.

Sin intermedio, sin vacilación.

Huyen tus ojos, tímidos,
de mi mirada apasionada.

Camino a lo profundo de mi alma
un destello de oscura luz
que adormece la razón
y despierta al dolor.

Camino solo,
sólo esperando que aparezcas
en cualquier recodo
del camino.

Huye mi corazón, dolorido,
de tu pasión encendida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario